COLUMNA PUBLICADA EN EL
DIARIO PÁGINA 12 DE LA
DIARIO PÁGINA 12 DE LA
PROFESORA VICTORIA ARIAS
EL MEGAFONO
Resistencias de la ley de educación sexual
Por María Victoria Arias *
En
el siglo XIX Ibsen le hacía decir al marido de Casa de muñecas: “No
tienes más que apoyarte en mí. Dejaría de ser yo un hombre si tu
incapacidad de mujer no te hiciera el doble de atractiva a mis ojos”.
Nora, su esposa, rompe el hechizo, se saca el disfraz y abandona el
hogar en un desenlace escandaloso para la época. En La casa de Bernarda
Alba, Lorca dice a través de Adela, la hija menor arrebatada por la
pasión y el sexo a escondidas de la madre opresora:
“Mi cuerpo será de quien yo quiera”, y al final pagan este atrevimiento
con su muerte.
Ahora
una niña puede leer en la revista TKM que para conquistar a un chico
más grande tiene que hacerse la tonta, la interesante, ponerse push up,
en definitiva sexualizarse, ser quien no es para que la quieran. Luego
prende la tele y ve horas dedicadas a burlarse de una vedette que
exagera en su rol de rubia hueca y que se arruinó la salud por las
cirugías.
Panóptico
de cuerpos disfrazado de recetas para ser feliz, para ser correcto,
para que te acepten. Teatro de simulaciones en los que la actriz debe
representar un sistema de engranajes contradictorios, pero siempre
luciendo sonrisa de princesa conforme a su papel.
Una
sociedad que a través de sus comunicadores clasifica cuerpos y
genitalidades y desconoce leyes esgrimiendo “derecho a la opinión” es
terreno fértil para la humillación y la violencia.
Esta
sociedad-espectáculo irrumpe en la vida escolar, produce desencuentros,
escándalos, interpela desde el lenguaje, las redes sociales, y los
adultos siguen mostrándose desorientados frente a los nuevos paradigmas
que, en realidad, son reciclados de antiguos mandatos, de la cultura
patriarcal. Se acusa a las nenas de ser rápidas, huecas, súper
expuestas, pero al mismo tiempo se siguen negando sus derechos a la
información, a la educación sexual, ya que si bien algo se ha avanzado y
hay algunas experiencias aisladas, la ley 2110 (de la ciudad de Buenos
Aires) sigue encontrando resistencias y silencios. Esta sociedad que
vende cuerpos como en góndolas luminosas, sí educa en sexualidad a
nuestras pibas y pibes. Les dice que las mujeres son cosas, objetos de
consumo, no queribles, que tienen que exponerse para recibir algo de
atención y afecto. Que los hombres son seres irracionales, obligados a
ser violentos, a acosar en la calle, que son machos si se la bancan, si
desprecian lo femenino.
La
hora de literatura puede ser una maravillosa oportunidad para
comprender que las cosas no han cambiado tanto, que los antiguos
discursos aún perduran en la sociedad, reelaborados. Basta dar la
palabra, abordar estas obras
desde una perspectiva que eduque para rebelarse a estas normas,
sacarnos los disfraces como Nora, para que chicas y chicos puedan
desnaturalizar las violencias y opresiones, comprender continuidades,
despertar.
*
Escritora y profesora de Literatura en la Escuela de Educación Media
(EEM) 2 DE16 Agustín Tosco, Colegio 19 Luis Pasteur y Bachillerato Trans
Mocha Celis. Activista por la Ley de Educación Sexual, capacitadora y
tallerista. Coordinadora de proyectos de implementación de la ley 2110.
Información enviada por la Prof. Victoria Arias
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