¿A QUIÉNES ESTAMOS RECORDANDO?
A la guerra de Malvinas fueron militares de carrera, es decir personas que habían elegido esa profesión (y que pertenecían al Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea) y conscriptos, es decir jóvenes que estaban haciendo o habían hecho el servicio militar obligatorio.Durante el mes de abril de 1982, unos diez mil soldados defendieron las posiciones argentinas en las Islas Malvinas.
La mayoría de ellos (alrededor del 70%) eran conscriptos provenientes de diferentes provincias argentinas y de distintas clases sociales; algunos pocos eran estudiantes universitarios, mientras que otros apenas habían completado su escolarización primaria.
La mayoría de los combatientes tenían entre 18 y 19 años ya que pertenecían a las clases 1962 y 1963 que acababan de ser dadas de baja del servicio militar obligatorio e incorporadas a las fuerzas. Esto implicó que muchos de los soldados en Malvinas no hubieran terminado su instrucción militar y, en algunos casos, hasta desconocieran sus aspectos básicos.
Al mismo tiempo, no se siguió el criterio de convocar a aquellas unidades mejor preparadas o aclimatadas a las condiciones geográficas y climáticas del lugar. Por el contrario, soldados provenientes del noroeste y noreste nacional engrosaron las columnas nacionales.
Como saldo del conflicto armado fallecieron 649 argentinos y 250 ingleses.
Para los argentinos, esa cifra es aún más dolorosa si se agregan los casi 350 ex combatientes que se han quitado la vida desde el fin de la guerra hasta nuestros días.
Para comprender quiénes fueron los jóvenes que fueron a la guerra y cómo vivieron su presencia en Malvinas, es imprescindible reponer qué significaba ser un soldado conscripto.
El servicio militar obligatorio fue implementado por el gobierno nacional desde principios de 1900 con el fin de cohesionar a la nueva república, reforzar el rol del Estado e inculcar una serie de valores nacionales y sociales.
Todos los fines de mayo se sorteaba a los varones argentinos nacidos en el mismo año y así, se los distribuía en algunas de las tres fuerzas, principalmente dentro del Ejército. Esta práctica transformaba la vida de los jóvenes: para algunos, esta vivencia sellaba su compromiso con la patria; para otros era un motivo de alegría el haberse “salvado” de la colimba (“corre, limpia, barre”), nombre popular que sintetizaban con ironía las tareas realizadas bajo bandera.
A pesar de esto, mucha gente estaba convencida de que la disciplina del servicio militar obligatorio servía para que los varones maduraran.
Sin embargo, a lo largo de la historia del servicio militar obligatorio fueron frecuentes las denuncias por malos tratos que en algunos casos llegaron hasta la misma muerte. El caso emblemático ocurrió en 1994, cuando apareció el cadáver del soldado conscripto Omar Carrasco en un cuartel de la provincia de Neuquén.
Las investigaciones demostraron que había agonizado en el lugar luego de una golpiza sufrida a manos de un oficial y algunos de sus compañeros.
Por decreto presidencial de ese mismo año se abolió el servicio militar obligatorio.
Al regreso de la guerra, los jóvenes se nombraban a sí mismos como “excombatientes”, mientras que la palabra “veteranos” se utilizaba para nombrar a quienes pertenecían a las Fuerzas Armadas.
La distinción entre uno y otro nombre era importante porque las primeras agrupaciones de ex combatientes sostenían un discurso de fuerte tono antidictatorial y por eso querían mantener distancia con las Fuerzas Armadas.
En la actualidad, tal como muestra el nombre de la efeméride, se utiliza la palabra “veteranos” para recordar a todos los que fueron a Malvinas. Y se utiliza el término “caídos” para mencionar a los 649 muertos.
FUENTE: Canal Encuentro: Cuadernillo para docentes
http://repositorio.educacion.gov.ar:8080/dspace/bitstream/handle/123456789/97118/Cuadernillo%20Primaria%20Malvinas%20web.pdf?sequence=1
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